Golpeándose

Golpeándose: Jorge Ureta S.

Golpe económico: Lo sé…no soy un loco.

…me encantan tus cejas, tu vestir de colores…disfruto ver tus fotos por Facebook. Veo tu sombra de costado, es perfecta. Me río de tu inocencia, pero sin maldad. Me deleito de tus palabras nerviosas, me haces recordar a alguien…me gusta tu piel, tus cabellos negros y largos. Imagino despertar un día en tu cuarto hippie. Siento tu tristeza a flor de piel, tus penas ocultas, no lloras ante mí, tomas mis manos y te ríes…te reprocharan verte a mi lado. Lo entiendo, no soy un loco terco, me gustas mucho, de repente te amo, pero aun no lo sé. ¡Destapa el otro vino!…jajaja…amo tus colores, tus tonos y tus sombra… te muerdes la pierna, nunca me gusto tu amiga, ¡de verdad!…me encanta verte contenta, pero me enamoraste triste… flash. Acabará la noche, ¿Mi sueldo es una mierda?…necesito otro trabajo urgente, me miras con pena. Mueves la cámara, tu bendita cámara, te ríes coqueta, me coges del cuello, flash…soy un mal modelo. No puedes creer como no escribo en un medio grande… ¡Pregúntale a los editores!…a tus amigos editores…te quitas mi camisa de 25 soles, me muestras tu piel blanca, tu pureza, tus senos perfectos, pero no dejo de ver tu rostro…besas mis ojos…susurras lo que pensé escuchar todo el día…lo sé, no soy un loco…

Ella tiene un lindo nombre, es fotógrafa, es de San Isidro, es tan linda…nos besamos un día, alquilamos un cuarto, pusimos música de Pearl Jam, nos reímos de cosas bobas, tomamos vino helado, tres botellas, hicimos el amor cuatro veces, nos quedamos dormidos, despertamos hambrientos, nos fuimos a tomar café, la subí a un taxi, yo tomé el metropolitano, abrí un cuaderno, escribí su nombre lindo…lloré. No podemos vernos otra vez…lo sé, no soy un loco.

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Golpe de la realidad: ¿Morir o cambiar?

Es así de simple. Estás parado en el filo del abismo, miras a todos lados y no encuentras a nadie, ni una voz gangosa, o unas manos débiles sucias, a nadie; solo un gavilán negro que vuela por encima de tu cabeza. Lo miras, él te mira. Ves abajo, hay cuerpos tirados, son de hombres, mujeres, niños, viejos, muchos. Tienes miedo, mucho más miedo del que te llevó a estar parado ahí.

Observas tus manos y no están bañadas de sangre, te percibes que no tienes ningún arma, solo algunos rasguños en el rostro, y quizás un hueco en el polo azul, justo a la altura del corazón., te cubres los ojos con tus manos no manchadas. Levantas una de tus piernas, después la pones sobre la tierra, esa tierra caliente. Miras otra vez al gavilán, le muestras tu dedo medio…te ríes, la recuerdas, empiezas a silbar, te alejas del abismo…no has muerto, pero has cambiado.

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Golpe imaginado: Te amo mamá

–      Despierta Jorge

–       Ah!… ¿Qué es lo que pasa César?

–       Mamá

–       Mamá, ¿qué?

–       Está muerta

Es increíble pero ya han pasado seis meses de tu muerte, y no puedo reponerme. Lo he intentado de muchas maneras, pero nada, y el quitarse la vida, como ya debes saber, ha rondado por mi mente; pero la cobardía, mi puta cobardía…disculpa por la palabra…me ha impedido hacerlo.

Papá está muy triste, ya casi ni habla, es increíble, pero el viejo ha envejecido cinco años en estos meses, está delgado y ni siquiera toma. Mi tío Pepe intenta distraerlo, pero nada…estoy seguro que desea morirse, solamente Yanirah y Jorgito pueden hacerlo sonreír a veces.

César y Mary, se intentan mostrar fuerte pero no lo logran,  he escuchado llorar al gordo en el baño. Mary ya está comiendo de nuevo. Yanirah pregunta cuando vas a volver. Nadie sabe que responder. (Seguir Lectura)

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Golpe imprevisto: Te amo y tú sabes como.

El ruido de un televisor antiguo, la mesa de madera, un mantel a rayas donde predomina el verde y el mostaza, una botella de cerveza “margarito”, el olvidadizo sonríe, ella lo mira, lo observa, ella la de corazón noble, él está muy feliz.

Entonces ella suelta una verdad dentro de los recuerdos, él intenta no darse por enterado, pero sus valores no lo dejan, pregunta ¿Cómo así?Ella le cuenta como, no le reprocha nada, bueno no con tono de reproche. Él sabe que la hecho sufrir mucho – Bueno aunque tú no te des cuenta de lo que las demás personas sienten por ti, eso no te quita la responsabilidad de tu actuar erróneo – Él pide disculpa, no sabe qué decir, desea decirle que la ama, pero la ama de una manera distinta a la que ella lo amo o ¿todavía lo ama?… el intenta mirarla, pero vuelve a preguntar – no  hay mejor manera de saber las cosas, que preguntar- ella responde; sí. Él dice; Está bien… (Seguir Lectura)

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