Peleando a la contra: Efer Soto
Bienvenidos a la columna, había olvidado que hoy tenía que entregar el texto, y Jorge (el web-master) gracias a Dios me escribió recordándomelo; si no lo hacía se me olvidaba seguramente. Hace un calor infernal aquí, adoro escribir desnudo y acabo de hacer cosas asquerosamente ricas con las manos. Bien así es la cosa.
ME QUIERO ENAMORAR… PERO.
En un extraño lugar con olor a látex me crucé con Paul, un gran amigo que conozco hace más de diez años, nos saludamos con efusividad y éste extrañado me miró de pies a cabeza, para cerciorarse de que se trataba de su buen amigo.
— ¿Qué hace un tipo como tú en un lugar como este?— me preguntó.
—Quedé con un amigo.
—Oh, Deberías estar en una maldita biblioteca.
—Le empecé a ver gracia a los bares.
— ¿Quién te dijo que es un bar?— dijo a punto de soltar una carcajada.
—Mi amigo.
—Este es un maldito prostíbulo. Tranquilo, estoy seguro que no lo sabías.
—Voy a matar a mi amigo.
—Relájate, acompáñame y tomemos una cerveza.
Caminamos entre ese universo de pequeñas sillas y mesitas hacia la barra, ahí estaba el barman, era un sujeto bajito que tenía un rostro demasiado serio para mi gusto.
— ¿Cómo estas, hace tanto que no sé de ti?— me preguntó mientras abría su botella.
—Todo normal. Creo que mi amigo me hizo una broma.
—Ya olvídate de él.
— ¿Qué quieres saber?
—No sé.
Paul quería hablar de mujeres, era de lo único que hablaba todo el tiempo; él tenía una novia hace siete años, pero seguía con las pendejadas.
—Cuéntame de tu vida amorosa, es tragicómica— me comentó. Al notar mi largo silencio protestó —vamos cuéntame, no seas tan reservado. ¿Te enamoraste?
—No.
—Que diablos, jamás nos vamos a enamorar, gente como nosotros, se masturba, se suicida, asesina, cocina, viaja, colecciona, pelea, se hace yaya, pero jamás se enamora, somos unos animales bastante modernos.
—Me recuerdas a una chica a quién amé.
—Te pareció amarla pero no la amaste. En fin… que te decía ella.
—Que no eran las relaciones las que no funcionaban, era yo el que no funcionaba.
—Pero habrás tenido romances.
—Estoy en una búsqueda heroica, buscando a quien amar.
—Y como vas hasta ahora.
—Mal
Un día estaba en una fiesta, cuando de pronto entre esa multitud de adolescentes arrechos se abrió un pequeño espacio por donde logré verla, era una joven muy hermosa que se dirigía hacía mí, —tú eres Efer ¿no?— me dijo; yo asentí, era un alivio no tener que dar el primer paso. Nos pusimos a beber y bailamos un poco, ya por la madrugada fuimos hacia unas habitaciones del segundo piso, nos desvestimos y empezamos con el asunto, era algo estúpido, se supone que buscaba el amor, no era la manera correcta. Cuando ella bajó hacia el sur de mi cuerpo pensé que buscaba a mi niño,pero no, se fue de frente hasta el piso y empezó a besar y chupar mi dedo gordo del pie. — ¿Qué te pasa?— le pregunte. Estaba demasiado ebria, me empezó a morder el dedo y yo alejé mi pie de su boca, ella tomó mi otro pie, no sabía que hacer, así que le di una patada en la cabeza, uno suave, ella dio un agudo grito como gato degollado y se desparramó en el suelo, tomé mis cosas y me largué raudo.
—Diablos que pervertida— dijo Paul con ironía —cómo se le ocurre besar el dedo del pie.
Me quiero enamorar pero pasa eso. Una vez llevaba saliendo con una chica tres meses cuando lo hicimos por primera vez; le dije que quería ser su enamorado, ella dijo que ya tenía uno.
— ¿Por qué no me lo dijiste?— le pregunté.
—Pensé que sólo querías divertirte.
Tomé mis cosas y me fui.
—Tranquilo chico, ya te dije que somos unos animales que jamás nos vamos a enamorar.
—Ya veraz Paul, un día de estos me voy a enamorar y mucho.
—Te parecerá enamorarte, fíjate que por ninguna de ellas sufriste; quiere decir que no las amaste. O quizás es algo más tenebroso que eso, quizás tu mente asimila demasiado rápido el dolor, el dolor es algo que se manifiesta durante el enamoramiento, si no te duele no te das cuenta que estás amando, así que cómo eres inmune al dolor, eres inmune al amor.
—Que porquerías dices.
—Tiene cierta lógica.
—Lo que tiene lógica es que un día de estos me enamoraré, tengo cierta urgencia por decirle a alguien que la amo tanto, poderla abrazar fuerte y ofrecerle de regalo mi brazo derecho. No, me bastaría con abrazarla y decirle cuanto la quiero, no-no-no, el abrazo es demasiado meloso, me bastaría con decirle cuanto la amo.
—Los seres humanos abrazan chico. Te dije, eres un animal.
Salí apresurado de ese lugar, no quería seguir escuchándolo, me fui por esa pequeña calle colonial pensando en lo genial que sería masturbar mi corazón.