Sin título

El medio poeta: Martín Huacoto Silva

Me uní.
Con mis miedos.
Miedos.
Un día en que vi/ la imagen más hermosa/
de colores jamás vista.
Ese momento
me enamoré de
mis rollos para siempre.

QUIERO

El medio poeta: Martín Huacoto Silva

Quiero / comer una dona. Llenarme  los labios con azúcar  impalpable.

Que una mariposa se pose / para caminar tranquilo. Como un grupo de tortuga  imitando la famosa foto de los Beatles.

Quiero / cantar una canción  en el jirón de la Unión.

Con la ganancia comprar  un  frapuchino helado  bajo una fuerte garua  en cualquie   mes del año/ quiero bailar / saltando  como una rana/ ser flexible   como un yogui y respirar la alegría de despertar veinticuatro horas otra vez.

 

145

El medio poeta: Martín Huacoto Silva

Las dos, esperaban el 145, era el último tren de la ruta, San Carlos, Jaime Ubloa, Rita Merino.
Ese tren pasa en la Gran estación central. Se encuentra en la cuadra 10 del 13vo distrito.
Amelia silbaba una canción.
Viste un jean rojo, polon, zapatillas. Lourdes esta con una falda blanca, botas cortas y polo negro.
-Atención, por motivos técnicos el 145 no pasara hoy. Agradecemos, su comprensión.
Tenga una buena noche. Gracias por utilizar el servicio de la Gran estación central.
Las dos. Se miraron, corrieron rápidamente para salir de ahí. La luz les gano.
-Mierda.
-Estaremos, aquí unas horas. Dijo eso sin mirar a Lourdes.
-Cállate. –Como pude hablar con una punk.
-Valla, no sabía que gritar era un sinónimo de hablar.
-Lourdes. Se presento con timidez.
-Amelia. Mucho gusto.
Son las dos de la mañana. Ambas caminaron por toda la estación. Se sorprendieron al no encontrar nada en el lugar. Una opción seria. Dormir, comer, ir al cine, hablar.
Después de tantas, posibles cosas por hacer terminaron sentándose en el frio piso.
-Que silbabas.
-Only you.
-Portishead.
-Si.
Las horas pasaban. Amelia está asustada. Lourdes quería irse. Ninguna esperaba nada…
Después durmieron.
Eran las siete de la mañana. Un policía llama.
-Señoritas, despierten.
Abrieron los ojos, se besaron, sonrieron, se miraron, vieron el tren, corrieron, hacia los rieles. La gente grito.
La estación cerró temporalmente.
En sus cuartos, despertaron asustadas, hicieron sus rutinas en sus respectivos trabajos, se volvieron a ver.
Esta vez. El 145 aparecio.

Jazz en tres tiempos para recordar a una musa

El medio poeta: Martín Huacoto Silva

Recuerdo tu nombre/ como los árboles cantan al viento/ con movimientos de lado a lado/ visito recuerdos/ me encuentro contigo esperando un ómnibus volador que nunca vendrá.
Comienzas a desesperarte. Tiras piedras/ caminas con los brazos cruzados y maldices al ómnibus de cuatro ruedas que llega a las ocho de la noche…
Aburrida de esperar/ te sientas a lado mío/ enciendes un cigarro y pides un café. Yo te miro y te contesto. No estamos en Paris.
Mamacha. ¿Molesta? Le pregunte con voz indiferente/ me respondes. No/ después de cinco minutos gritas. ¡Paris es una mierda fantástica! Un pajarito se paro en tu hombro/ como estabas molesta.
No te diste cuenta de ese espectáculo maldito que pocas personas pueden participar.

Fin del primer tiempo.

Los minutos pasan/ tu recuerdo desaparece de mi mente/
como un espejo empapado de vapor.
Ya te dije/ que odio tus cigarros de humo dulce/
me miras y preguntas que fue de ese pajarito que se paro en mi hombro/ no puedo contestarte/ porque el pajarito no canto.
Su silbido de la mañana.
Esto fue escrito en una lluvia tranquila en la que ella caminaba sin paraguas/ solo con un vaso de café frio y sin azúcar/ mientras tú te ibas las palomas volaron contigo y no me digas que no te diste cuenta.

Fin del segundo tiempo.

Son las cinco de la tarde/ pensé que no ibas a regresar de tu pequeña caminata por esa calle de tú Paris imaginario.
Te tumbas encima de esa banca fría/ suspiras y pones tu cabeza en mi hombro/ cierras los ojos/ luego los abres lentamente y me preguntas si Lima es Paris. O es un sueño.

Me regalaste una rosa sin espinas y una postal de Francia. Todo eso nos sucedió en siete horas/ en una hora vendrá el ómnibus que nos llevará a la ciudad donde viven los soñadores.

Fin del tercer tiempo.

Cuatro cosas que no me gustan de las mujeres

El medio poeta: Martín Huacoto Silva

Uno: Lo que no me gusta de las mujeres son cosas simples, no necesitan mucha explicación. Una de las palabras es:: Nada: Pongamos un ejemplo práctico de eso. Alguien te llama por el fijo o el celular y te dice. Quiero hablar contigo, es urgente. Quedan en un lugar y cuando llega el momento él dice oye y ella con naturalidad y como si nada te dice. ¿Qué? Tú le dices el asunto y ella dice ah eso nada y eso se convierte en nada, finito, ya fue. Ni insistas porque no te lo va a decir. Por favor no nos dejen con la expectativa si nos tienen que decir algo sea malo o bueno díganlo.

Dos: Otra palabra que no me gusta es… Ya. Y si viene seguida de otra palabra es peor, atroz, horrible, si uno la escucha prepárate para lo que vendrá, cuando estén solos, seguro pueden suceder tres cosas.

Amenaza (Advertencia es más bonito)
No duermes con ella.
Discusión (Seguro)

Tres: La ley del hielo. Esto es lo peor que le puede suceder a alguien. Sentir ese silencio por parte de ella, no escuchar su voz por semanas. Realmente de temer. Meses eso ya es exagerado.

Cuatro: El pantalón blanco.- Es bonito, sexy, forma el cuerpo, pero todo eso queda arruinado cuando se ponen un calzón de color para que se trasluzca a través del pantalón. ¡Horrible de verdad!

Esas son las cuatro cosas que no me gustan.

El comercial de axe

El medio poeta: Martín Huacoto Silva

Hace un mes, o creo dos, la verdad no lo sé, apareció un nuevo comercial del desodorante mencionado en el título, el comercial es interesante , muy bonito en cuestión visual (No me refiero a las modelos) Bueno también pero hay algo a las que la mayoría de mujeres de edad avanzada no les gustaría. Corrijo a cualquier mujer. Me refiero al slogan:  Hasta los ángeles caerán. Un día la mujer que inspiró este post del día de hoy le gusto el comercial pero no le cuadra nada la frase mencionada en la parte final, hasta ahora no encuentra la palabra indicada para referirse a él.

Aquí unas palabras, sexista, machista. No se me ocurre la verdad. Una noche intente explicarle el motivo de la frase pero nada, la mujer dijo nada de pretextos se suponen que son creativos y tienen que ver la frase indicada. La discusión (Conversación) paró, pero cualquier momento que ve el comercial comienza la ya lo escribí. No necesito repetir. Machista, sexista, (para algunos) fabuloso, hermoso para todos.

Ustedes tienen la palabra el slogan es lo que menciono arriba.

Lo que nunca vendería

El medio poeta: Martín Huacoto Silva

Hacer una lista de las cosas que no vendería es complicada, por eso voy a escribir unas diez cosas, estas son las siguientes:

Uno.  La comida.

Dos.  Los libros que me gustaron.

Tres. El primer beso.

Cuatro. La sonrisa de alguien al verte solo porque te quiere.

Cinco. Los lonches de los miércoles.

Seis.    Las conversaciones con la vieja.

Siete. Mi blog.

Ocho.  La alegría de practicar tu vocación así nadie te pague aun y los poco momentos que tengo para escribir.

Nueve.  Los momentos que pase en el colegio.

Diez.    Aunque  me da pena decirlo pensé vender  mi colección de Etiqueta negra, pensándolo bien no lo haría nunca, ni lo volvería a pensarlo.